Tal día como hoy, 3 de noviembre de 1883.

En España, el arquitecto modernista Antonio Gaudí recibe el encargo de continuar la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia.

La idea de construirlo surgió del librero Bocabella i Verdaguer.

el arquitecto catalán Antoni Gaudí recibió oficialmente el encargo de continuar la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia en Barcelona, ​​una obra que se convertiría en su proyecto más emblemático y en uno de los mayores íconos de la arquitectura. modernista en el mundo. La idea de construir el templo había surgido del librero barcelonés Josep Maria Bocabella i Verdaguer , quien fundó la Asociación Espiritual de Devotos de San José con la intención de crear una iglesia dedicada a la Sagrada Familia. En 1882, la construcción había comenzado bajo la dirección del arquitecto Francisco de Paula del Villar, pero, tras su renuncia en 1883, Gaudí fue designado para tomar su lugar.

Cuando Gaudí asumió el proyecto, tenía apenas 31 años, pero ya se había ganado cierta reputación como un innovador dentro del modernismo catalán. A lo largo de los años, transformó radicalmente los planos iniciales, introduciendo su visión única y atrevida, basada en formas orgánicas inspiradas en la naturaleza, la geometría y el simbolismo religioso. Gaudí dedicó más de 40 años de su vida a la Sagrada Familia, y los últimos 15 años de su carrera trabajó exclusivamente en ella, llegando incluso a vivir en el taller del templo para supervisar de cerca su avance.

La Sagrada Familia fue concebida como una «Biblia en piedra», donde cada fachada, torre y detalle arquitectónico tiene un significado religioso, desde las Fachadas del Nacimiento y de la Pasión hasta las esculturas y los vitrales que llenan el espacio de luz y color. Gaudí imaginó una estructura monumental con 18 torres, en las cuales la torre central dedicada a Jesús alcanzaría los 172,5 metros, convirtiéndola en la iglesia más alta de Europa.

Aunque Gaudí falleció en 1926 dejando el proyecto inacabado, su estilo y sus ideas quedaron tan arraigados en el diseño que los arquitectos posteriores han seguido sus directrices para completar la construcción, que aún hoy continúa

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