Se instala en París, el primer sistema de alumbrado público.
Trabajadores municipales se encargaban de encender cada noche los faroles y apagarlos por la mañana.
El 2 de septiembre de 1667, se instaló en París el primer sistema de alumbrado público, marcando un hito en la historia urbana y la vida cotidiana de las ciudades.
Esta innovación transformó a París y sentó un precedente para el desarrollo de sistemas similares en otras ciudades de Europa y el mundo.
En el siglo XVII, París era una de las ciudades más grandes y avanzadas de Europa, pero, como en muchas otras ciudades de la época, las calles por la noche eran oscuras y peligrosas. La falta de iluminación adecuada contribuía a un ambiente inseguro, con frecuentes robos y actos de violencia. Los ciudadanos comunes evitaban salir después de que caía la noche, y la vida nocturna prácticamente no existía.
Fue en este contexto que el rey Luis XIV, conocido como el «Rey Sol», decidió implementar un sistema de alumbrado público en París. Este proyecto formaba parte de sus esfuerzos para modernizar la ciudad y reforzar la seguridad y el orden público.
El 2 de septiembre de 1667, bajo la supervisión del teniente general de la policía de París, Gabriel Nicolas de La Reynie, se inició la instalación del primer sistema de alumbrado público.
Este sistema consistía en la colocación de faroles de aceite en las principales calles, plazas y puentes de la ciudad.
Estos faroles eran encendidos manualmente por trabajadores municipales, conocidos como «encendedores de faroles» o «porteurs de lumière», quienes tenían la responsabilidad de encender los faroles al anochecer y apagarlos al amanecer. Inicialmente, se instalaron unos 2.736 faroles, una cantidad significativa para la época.
El alumbrado público tuvo un impacto inmediato en la vida urbana de París. Las calles iluminadas disuadieron a los delincuentes y aumentaron la seguridad, lo que permitió a los ciudadanos disfrutar de una vida nocturna más activa.
París comenzó a ser conocida como la «Ciudad de la Luz», un título que más tarde también simbolizaría su papel como centro de la Ilustración y la cultura europea.
La implementación de este sistema de alumbrado público también inspiró a otras ciudades europeas, que adoptaron medidas similares en las décadas y siglos siguientes.
El alumbrado público se convirtió en un elemento esencial del desarrollo urbano, contribuyendo a la modernización y al crecimiento económico de las ciudades.
Con el tiempo, el sistema de alumbrado público evolucionó.
En el siglo XVIII, las lámparas de aceite fueron reemplazadas por lámparas de gas, lo que ofreció una luz más brillante y constante.
En el siglo XIX, con la llegada de la electricidad, las ciudades comenzaron a instalar lámparas eléctricas, que eventualmente se convirtieron en el estándar para el alumbrado público en todo el mundo.
El establecimiento del primer sistema de alumbrado público en París en 1667 fue un avance significativo en la urbanización y la mejora de la calidad de vida en las ciudades.
No solo mejoró la seguridad y la comodidad de los ciudadanos, sino que también simbolizó el progreso y la innovación de la época.
Este evento es un recordatorio del impacto que las innovaciones urbanas pueden tener en la vida diaria y en la evolución de las ciudades modernas.
