La expedición de exploración y colonización a cargo del español Francisco de Orellana llega a la desembocadura del río Amazonas.
La expedición liderada por el explorador español Francisco de Orellana alcanzó la desembocadura del río Amazonas, completando uno de los viajes más extraordinarios y peligrosos de la historia de la exploración europea en América. Esta travesía marcó la primera vez que un europeo navegó todo el curso del río Amazonas, el sistema fluvial más extenso y caudaloso del mundo.
La expedición original no tenía como objetivo explorar el Amazonas. Francisco de Orellana había acompañado a Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco Pizarro, en una expedición para buscar la mítica ciudad de El Dorado y la tierra de la canela, en la región de lo que hoy es Ecuador y el noreste de Perú.
Partieron en 1541 desde Quito con un contingente de varios cientos de hombres, acompañados de caballos y nativos. Sin embargo, la travesía a través de los Andes y la selva amazónica resultó ser extremadamente ardua, con la expedición enfrentando condiciones terribles, incluidas enfermedades, hambre y ataques de tribus hostiles.
Al alcanzar el río Coca, afluente del Napo (que a su vez es afluente del Amazonas), la expedición se encontraba al borde de la desesperación.
En un intento de encontrar alimentos y rescatar a la moribunda expedición, Francisco de Orellana y un grupo pequeño de hombres se adelantaron río abajo en un bergantín, prometiendo regresar con provisiones.
Sin embargo, las dificultades del terreno y la fuerte corriente del río hicieron imposible volver.
A medida que avanzaban río abajo, Orellana y sus hombres se dieron cuenta de la magnitud del río que estaban navegando. Continuaron su viaje, enfrentando múltiples desafíos, incluyendo encuentros con tribus indígenas, algunas de las cuales fueron hostiles. A lo largo de este recorrido, Orellana y sus hombres se convirtieron en los primeros europeos en explorar las vastas y desconocidas regiones amazónicas.
Uno de los aspectos más notables de la expedición fue el reporte de Orellana sobre encuentros con guerreras indígenas, a quienes describió como «amazonas», en referencia a las míticas guerreras de la antigua Grecia. Este relato es el origen del nombre del río Amazonas.
Finalmente, el 26 de agosto de 1542, tras recorrer miles de kilómetros, la expedición llegó a la desembocadura del río Amazonas en el Océano Atlántico, en lo que hoy es Brasil. Este logro monumental estableció a Orellana como el primer europeo en recorrer la longitud completa del río Amazonas, desde los Andes hasta el Atlántico. La noticia de su hazaña se difundió rápidamente en Europa y tuvo un impacto significativo en la percepción de la vasta y misteriosa cuenca amazónica.
El viaje de Orellana no solo contribuyó al conocimiento geográfico de Sudamérica, sino que también fue un testimonio del valor y la resistencia frente a condiciones extremas. Sin embargo, la expedición también destacó las dificultades y peligros que enfrentaban los exploradores europeos en su búsqueda de nuevas tierras y riquezas en el Nuevo Mundo.
A su regreso a España, Orellana fue recibido con reconocimiento y se le otorgó el título de gobernador de las tierras que había explorado. Sin embargo, murió en un intento posterior de colonizar la región amazónica, subrayando la continua dificultad de dominar y colonizar estas tierras inhóspitas.
El viaje de Francisco de Orellana es recordado como una de las grandes epopeyas de la exploración española en América, y su nombre está eternamente vinculado al río Amazonas, uno de los mayores símbolos de la naturaleza salvaje e indómita del continente sudamericano.
