Charles Darwin y Alfred Russel Wallace realizan una lectura de sus estudios sobre la evolución de las especies, en la Sociedad Linneana de Londres, Reino Unido, por los que se establecen los principios de la teoría de la evolución mediante la selección natural.
Este hecho, que tuvo lugar en la Sociedad Linneana de Londres, Reino Unido, marcó un hito fundamental en nuestra comprensión del mundo natural.
Darwin y Wallace, trabajando de forma independiente, habían llegado a la misma conclusión: las especies no son fijas e inmutables, sino que cambian y se adaptan con el tiempo a través de un proceso denominado selección natural.
En la presentación de la Sociedad Linneana, se leyeron los trabajos de ambos científicos, exponiendo por primera vez al público sus ideas sobre la evolución.
A pesar de la trascendencia de este descubrimiento, la reacción inicial no fue del todo positiva.
Las ideas de Darwin y Wallace desafiaban las creencias religiosas y filosóficas de la época, lo que provocó un fuerte debate y controversia.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la evidencia científica a favor de la evolución se fue acumulando, y las teorías de Darwin y Wallace ganaron aceptación.
Hoy en día, la evolución por selección natural es considerada uno de los pilares fundamentales de la biología moderna.
La presentación del 1 de julio de 1858 no solo representó un avance científico sin precedentes, sino que también abrió un nuevo capítulo en nuestra comprensión del lugar que ocupa el ser humano en el universo.
Las ideas de Darwin y Wallace han tenido un impacto profundo en diversos campos del conocimiento, desde la biología y la paleontología hasta la filosofía y la teología.
